POTENCIA SEXUAL

 Gozar del sexo y tener una gran potencia sexual... Es algo a lo que muchas personas ambicionan, no obstante, no es tan fácil conseguirlo... ¿Te entiendes bien con tu pareja en la cama? ¿Son satisfactorios vuestros encuentros íntimos o te gustaría probar otras experiencias? ¿Le dedicas tiempo suficiente al sexo? Si has respondido "no" a alguna de estas preguntas, algo falla. Aquí te detallo tres pilares que pueden ayudarte a tener esa potencia sexual:

 1-Haz de tu fantasía como fuente de deseo: las fantasías están ligadas al deseo, la materia prima más preciada de la sexualidad, el cerebro las utiliza para dar salida a todo lo que la sociedad nos prohíbe, las modela, perfila y diseña. Sirven como vía de escape a la represión, como catarsis para expresar en nuestra imaginación lo que no podemos exteriorizar en la sociedad por tabú. El que sabe disfrutar de ellas para enriquecer su imaginario, como fuente de deseo y posterior excitación, como herramienta de su erotismo, como escape a la cotidianidad. No se suelen compartir, por tener un contenido que podría ser incomprensible para los demás. En los hombres destacan fantasías de dominación sobre el otro, el sadismo y el voyerismo; en las mujeres prefieren ser algo masoquistas, exhibicionistas e insaciables.

 2-Siéntete dueño de tu propio cuerpo: para disfrutar del placer sexual es preciso no sólo conocer el propio cuerpo, sino también sentirse dueño de él. El cuerpo es como un instrumento musical, al que se le saca más rendimiento cuanto mejor se lo conoce. Por supuesto, mediante la masturbación podemos descubrir sus entresijos, pero además hay que darse permiso para disfrutar sin sentimiento de culpa. Cierto que existe una cierta obsesión por los genitales, por su tamaño o utilización, por la urgencia del disfrute. Es consecuencia de haber legitimado y supeditado el sexo a la reproducción, pero, para sentir no son imprescindibles los genitales. En la mente se pueden vivir auténticas aventuras eróticas mediante la fantasía. Hay mujeres capaces de provocarse el orgasmo sin estimular sus genitales, sólo con el pensamiento, es lo que se le llama "autoerastia psicológica" según Olga Bertomeu.

 3-Libérate de la rutina: ss inteligente sexualmente quien usa el sexo como un modo de conocimiento y profundización de su pareja, el que no busca su placer exclusivo, sino la experiencia conjunta, quien sabe mantener una larga relación con la misma persona sin caer en el tedio ni en la apatía y el que es capaz de ser sexualmente activo incluso a los 80 años. Muchas parejas fracasan por cortedad intelectual.

 4-Erotiza tu cerebro: el amor es un formidable y complejísimo concierto neuroquímico, tanto las grandes pasiones como los desasosiegos eróticos son resultado de las conexiones neuronales y los engranajes hormonales que tienen lugar en nuestro organismo.

 5-Acaba con la saboteadora lucha de sexos: la lucha de sexos ha existido siempre, a las mujeres nos advierten en contra de la pasión desde que nacemos y desde que hay memoria, recuerda a personajes femeninos de la literatura como Madame Bovary, Ana Karenina, la Regenta... La mujer que seguía su instinto personal era castigada.

 6-Aprende a crecer en la diferencia sexual: al contrario de las ideologías que nos venden, la naturaleza creó a hombres y mujeres para que fuésemos complementarios y para que aprendiésemos y nos enriqueciésemos mutuamente, si nos pareciésemos más, la relación se perdería en la ausencia de aportaciones.

 7-Más sensualidad de la buena vida: el sexo bueno conlleva siempre una sensualidad buena: alegre, generosa, apasionada, libre, que no busque someter al otro y que no dependa de la edad, es un mito de la sociedad que el sexo y la sensualidad sólo pueden ser vividos por los jóvenes: la pasión se puede vivir a cualquier edad. El amor es quererse bien, cuidarse, respetar las cualidades de cada uno, pero sin estar por encima del otro: ninguno debe mandar y ninguno debe obedecer.

 8-Crea vínculos afectivos: las relaciones afectivas son muy importantes para la persona, el sexo no basta, porque en el fondo, es un sentimiento de claudicación anticipada: me gustaría tener otra cosa, pero como no tengo, pues tengo sexo. Si empezamos diciendo que lo más satisfactorio que me va a dar el otro es pasar un rato con él en la cama, pues acabará por ser verdad, dando lugar en convertirnos en seres autocomplacientes con el consiguiente empobrecimiento, ¡piénsalo!

𐩘