PARASITOSIS IMAGINARIA

 La parasitosis imaginaria se trata de un trastorno en el que los pacientes tienen la creencia de estar infectados de parásitos, ácaros, gusanos, bacterias en la piel, pero las pruebas médicas y objetivas ponen de manifiesto que estos bichitos no están, pero el paciente insiste en que tiene bichitos deambulando por su piel e incluso alguno que otro le punza... El primer psiquiatra que describió este problema fue Karl Ekbom.

 No se dispone de datos fiables referentes a su incidencia en salud mental, sin embargo los entomólogos (especialistas que estudian a los insectos) ponen de manifiesto que alrededor de 100.000 estadounidenses padecen esta condición. Es frecuente su asociación a varios trastornos físicos como diabetes, insuficiencia renal, hepatitis, déficit de vitamina B12, esclerosis múltiple o lepra. En cuanto a trastornos mentales se da especialmente a edades avanzadas por demencias, cambios estructurales en el cerebro y también psicosis. El síntoma principal es la sensación de tener bichos paseándose por la piel. 

 El prurito es intenso y a menudo los pacientes desarrollan insomnio crónico, por no decir que el paciente puede lesionarse así mismo intentando matar a los bichitos, cuando lo único que hace es dañar su propio organismo.

 El tratamiento psicofarmacológico de primera elección son los neurolépticos,  cuando se les suministran los neurolépticos, en ocasiones, se les engaña diciéndoles que son medicamentos dirigidos a "fumigar" los bichitos. Evidentemente si hay una patología física deberá ser tratada en primera instancia.

 El tratamiento psicológico va dirigido hacia el delirio concreto, la creencia y percepción irracional de los bichitos. "Delirar" significa salirse del curso, conforme el delirio se prolonga el tiempo, el paciente cree aún más en que lo que le sucede es real, por lo tanto la psicoterapia irá encaminada en ayudar al paciente a que dude de esas creencias y sensaciones físicas.

 Blasco tenía 59 años, siempre había sufrido ansiedad debido a su trabajo, sufría esclerosis múltiple y principio de demencia, su piel era seca, su demencia empezó a empeorar, hasta que un día su mujer le descubrió en el aseo rascándose los brazos con guantes de crin, al preguntarle su mujer, él le insistía que tenía una especie de pulgas pequeñas en los brazos que le picaban, como vivían en un campo, su mujer le llevó al médico sin pensar evidentemente que podría ser falso, el médico le examinó y le hizo alguna que otra prueba, descartando cualquier tipo de infección o existencia de parásitos... No obstante, al pasar unos días de tranquilidad el picor de Blasco fue a más, la piel estaba reseca y según él le habían vuelto a salir las pulgas que habían estado "escondidas" en el vello corporal. Al volver al médico evidentemente con los antecedentes de salud y la exploración objetiva, fue derivado a la unidad de salud mental, donde empezaría un tratamiento para su parasitosis imaginaria que además desvelaría su avanzada demencia.

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