MEMORIA

 La memoria es la capacidad mental que permite fijar, conservar y evocar información que el sujeto percibe como pertenecientes al pasado. En una clasificación general, los contenidos de la memoria pueden ser de reconocimiento o de percepción en forma de representaciones. En el estudio sistemático de la memoria, el reconocimiento se examina mediante la selección de elementos, antiguos en el recuerdo en una serie de objetos nuevos y pasados. El recuerdo se estudia por asociación de pares, donde la presentación del primer elemento da pie al recuerdo del asociado.

 Además del proceso de fijación, conservación y evocación, la memoria tiene otra función que le es necesaria: el olvido. El olvido es un factor esencial de la memoria que requiere de un proceso de selección y comprensión de la información para ser funcional. El olvido se ve afectado por dos elementos: el paso del tiempo y los procesos de interferencia. Las interferencias son otra forma de producir el olvido. Debemos distinguir entre interferencia retroactiva, olvido de la información conservada por la fijación por la conservada por la fijación de nueva información y la inferencia proactiva, en la que se da una dificultad de fijación por la influencia de información y conservada. A finales de la década de 1960 proliferaron numerosas investigaciones acerca de los procesos de la memoria. Especial relevancia adquirió el modelo multialmacén, donde se distingue entre tres formas diferenciadas de memoria que son: la memoria inmediata, la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo.

 ﹅Memoria inmediata: también denominada "almacén sensorial", se trata de una reserva de información que permite conservar por un espacio corto de tiempo los datos procedentes de cualquier modalidad sensorial. La permanencia de esta información varía desde quinientas a doscientas milésimas de segundo para la modalidad sensorial visual, y hasta ocho o nueve segundos para la auditiva. Este tipo de memoria parece almacenar de forma breve la gran mayoría de procesos existentes sin ningún tipo de elaboración. Esta memoria se ve muy afectada por variables atencionales y de nivel de conciencia.

 ﹅Memoria a corto plazo: es un proceso posterior a la memoria inmediata que requiere cierta elaboración de la información. Esta memoria puede retener el recuerdo hasta unos treinta segundos antes de perderse. Pasado este tiempo, la información se almacena en una memoria más estable o se olvida. La capacidad de la memoria a corto plazo es limitada, sólo puede retener unos ocho ítems independientes entre sí. Cuando los elementos a recordar están organizados en forma de palabras, frases o mediante musicalidad se aumenta considerablemente la capacidad de almacenamiento. La información se puede retener de forma ilimitada en esta memoria si la vamos repitiendo de forma sucesiva. Sería lo que hacemos cuando pretendemos recordar un número telefónico mientras estamos buscando la agenda para anotarlo o el teléfono para marcarlo.

 ﹅Memoria a largo plazo: es el almacén donde la información queda recogida de forma más permanente y estable. Los datos que se recuerdan pasados treinta segundos de su fijación provienen de esta memoria. El olvido es más lento y progresivo que en otras memorias más volátiles, pero no es inexistente. El almacenamiento en la memoria a largo plazo no es un proceso pasivo, la información tiende a simplificarse y distorsionarse con el paso del tiempo y la acción de nuestras emociones. Así, es común minimizar las experiencias aversivas y maximizar las positivas. Dentro de la memoria a largo plazo, se distinguen tres tipos de información básica: a) memoria episódica, b) memoria de procedimiento, c) memoria semántica.

 Los conceptos de aprendizaje y de memoria están íntimamente relacionados: aprendizaje es el proceso de adquisición de nueva información, mientras que el concepto de memoria se refiere a la persistencia del aprendizaje en un estado relativamente permanente que puede ser puesto de manifiesto en un tiempo posterior.