LA ELEGANCIA
La elegancia es la propiedad que tienen algunas personas para actuar de forma discreta, sin arrogancia y sin hacer sentir mal a los demás. No son para nada estridentes, la elegancia está en la persona no en los complementos. Se nota la presencia de los elegantes, nunca actúan en los extremos y saben adaptarse a todas las situaciones. Elegante significa dotado de gracia y sencillez. La elegancia transmite sencilleza.
El primer consejo es que seas consciente de tus palabras, usar un lenguaje coloquial o vulgar no es nada elegante, maldiciones, insultos, en general cualquier palabra que pueda ser elegante. Puedes decir todo lo que quieras pero siempre desde la educación. A veces pueden ser incorrectas desde una perspectiva gramatical. Decir lo mismo porque está de moda no queda bien.
Usa palabras con cortesía, con educación. Nada de ironías. Nunca cuchichees. Muchos autores señalan que la ironía es la forma correcta de defenderse.
Claridad, respeto y educación deben de ser los pilares de una buena comunicación. Con coherencia, cohesión y adecuación.
Tu voz es una de las herramientas esenciales de relación con los demás, que te hacen especial, no por su timbre por sus características, todo lo que hacemos con la voz se le denomina paralenguaje. De nuestras emociones, de nuestra actitud en la vida, la estrenamos a la hora de nacer. Hay que utilizarla de forma voluntaria y de forma expresiva, especialmente cuando estamos en un contexto profesional. Mejorando nuestra voz, mejoramos nuestra imagen. Si no sabes cómo suena tu voz, piensa que los demás te oyen desde fuera, tú oyes tu voz desde dentro. Puedes probar a leer en voz alta y posteriormente escuchar tu voz, la notarás rara, extraña e incluso puede que te dé vergüenza. La voz interviene en tu imagen global. Tú puedes cambiar esta percepción. Comprende que no es sólo el mensaje, la voz desempeña un valor.